sábado, 29 de agosto de 2009


En la década de 1930, el movimiento anarquista entró en conflicto con otras corrientes ideológicas como radicales, socialistas y comunistas.
Terminada la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, los anarquistas se reagruparon en Confederación general de trabajadores pero a pesar de los esfuerzos que hicieron por repudiar el nuevo sistema de asociación, no pudieron evitar la consolidación del sindicalismo legal. Aunque en 1953 participaron en la creación de la central unitaria de trabajadores, pocos años después ya habían perdido casi completamente su influencia sobre los movimientos laborales de alcance nacional.

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